Recuerdo cuando era muy pequeña, la edad precisa en este momento, la guardo en un baúl en mi memoria. Escuché un sonido muy fuerte pero agradable para mis oídos, fue en ese preciso instante donde definitivamente ese magnífico y gigantesco aparato volador captó toda mi atención, todo a mi alrededor se detuvo, no parecía tener importancia; sentí que mis pequeños ojos color marrón se dilataron más que lo de un gato cuando quiere o desea algo, ahí en ese preciso instante nació una conexión indescriptible, una conexión que solo los verdaderos amantes y apasionados entendemos.
Una vez leí que más del 70% de las personas le gustaría viajar por el mundo. Pensé, pero ¿cómo sería trabajar a más de 15,000 o 30,000 pies de altura, rodeado de nubes, lluvias y paisajes maravillosos? ¿De verdad sería un trabajo o mi pasión en acción en conjunto a un estilo de vida espectacular? ¡Querido lector te invito a descubrirlo conmigo!
Conforme fui creciendo, ese deseo, esa pasión que sentía nunca se apagó. Con el tiempo, comprendí que no solo era una fascinación por los aviones, ni que solo era que yo quería ver el mundo desde otro ángulo o perspectiva sino más bien que había encontrado algo mucho más profundo, algo con una energía extremadamente impulsora. Por eso me pregunté: ¿Cuales pasos puedo seguir dando para acercarme a mi sueño de explorar el mundo y asegurarme que voy a disfrutar cada instante del proceso?
El primer paso fue la realización y preparación académica en el curso de Tripulante de cabina para así obtener mi licencia.
Gracias a mi profesor Vladimir Estrada conocí el concepto japonés de Ikigai. Esta filosofía que conecta 4 pilares fundamentares para tener la satisfacción de encontrar un equilibrio entre el amor (lo que amas), en tu competencia profesional (lo que realmente eres bueno), el público (lo que el mundo necesita) y lo monetario (por lo que puedes ser recompensado).
Descripción del ikigai con mi pasión por ser tripulante de cabina
1. Lo que amas:
Desde aquella primera vez que vi ese gigantesco avión por el cielo, supe que volar lo sería todo en mi vida. Fue un amor a primera vista. Amo viajar y conocer nuevas culturas, la emoción que siento al descubrir un paisaje diferente y poder conectar con nuevas personas. Mi primera vez cuando subí a un avión fue en el 2019 debido a que antes de eso no tenía los recursos monetarios. Volví a sentir esa conexión, pero esta vez mucho más profunda, hasta lloré de alegría porque Dios me bendijo para poder hacerlo. Recuerdo absolutamente todo de ese día, estaba emocionada, ¡muy feliz! Mi primer vuelo fue a nivel nacional en mi país Republica Dominicana, el despegue se realizó en El Aeropuerto Internacional Dr. Joaquín Balaguer también conocido como "Aeropuerto Internacional La Isabela" o "Aeropuerto del Higüero". De la aerolínea Air Century el avión era un Bombardier CRJ200.
2. En lo que eres bueno:
Ser tripulante de cabina requiere mucho más de un uniforme impecable y viajar a destinos exóticos, de tener muy buenas habilidades para brindar un servicio al cliente de calidad. Se requiere de disciplina, el estar atento y manejar situaciones bajo presión antes una emergencia, en asegurar la vida de un pasajero antes que la tuya, se requiere de empatía, se requiere de pasión.
3. Lo que el mundo necesita:
La aviación es un puente que une familias, oportunidades, culturas y conexiones globales a cada segundo de nuestras vidas. Como tripulante de cabina tengo la oportunidad de ser parte de esa conexión y brindarles la mejor experiencia y seguridad a los pasajeros, para que su vuelo sea agradable y satisfactorio. Por ese motivo estoy aprendiendo nuevos idiomas para tener una conexión más profunda con mis pasajeros.
4. Por lo que puedes ser recompensado
Trabajar como tripulante de cabina es una oportunidad de crecimiento personal y profesional donde tiene una recompensa económicamente satisfactoria.
Volar no solo será mi trabajo, sino que también mi Ikigai, es mi razón de ser, y aquello por el cual me levanto cada mañana dispuesta a enfrentar los nuevos desafíos de la vida, para poder cumplir mis sueños. Te invito querido lector, a que reflexiones sobre tu propio ikigai para que tengas un motivo por el cual seguir en esta vida llena de desafíos. "El mundo es un libro y aquellos que no viajan solo leen una página."
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